viernes, octubre 27, 2006


Existencia

Cuando lloras por las noches perdidas
Tu silueta se transforma en el crepúsculo del mar
Y mi voz se desvanece junto al sol.
Y mi ser interior, mi transmutación,
Junto a la bestial naturaleza del amor
Son dos esquinas francas, temerosas y dispares.

La imaginación, con su ingenio y su codicia
Traspasa las barreras de tu piel
Y descubre tu universo incandescente.
Y los pétalos del viento se separan,
Como nuestros labios infinitos.

Tu hermosura intacta se desvela en su actitud,
Elevando un corazón al cielo que nos mira,
Descubriendo el poder de una ironía,
De una pesadumbre transformada en desazón.
Y la gratitud de mi naturaleza
Se consume en tu responso matinal y delirante.

Te desvaneces en el horizonte.

Y te sigo viendo ahí, al lado del sol,
Entre mis pasiones suspendidas y desconectadas,
Entre mi carnalidad dispuesta,
Sobre mi cadáver olvidado.

Mi naturaleza se fusiona con tu imagen,
Y la eternidad se nos termina de improviso.
Y entre ese sueño de calores espontáneos
Me descubro tal cual soy, tal cual he sido,
Y no tengo ganas de existir.

¿Será que soy lo que no quiero ser
Y mis ojos son dos perlas traicioneras?
Mi recóndito planeta surrealista
Se disuelve como esporas inmortales,
Mas tu pelo sigue vivo y flameante
Como un canto de aliento estimulante
Que repite tu nombre en mi mente susceptible.

Y cuando siento tu alma junto a la mía
Todas las tinieblas parecen desvanecerse,
Todas mis verdades se hacen cada vez más fuertes
Y todas estas noches se hacen día.