viernes, agosto 18, 2006

Hoy es un día especial. A sólo horas de mis 17 años quiero contarles una historia, de un hombre en su búsqueda de vida eterna. En la primera parte de esta magna creación se encontrarán con la experiencia del hombre terrenal, que le cuesta dejar a su mujer, que lo acompañó durante tantos años. Luego viene el encuentro de esta persona con su creador, donde recuerda el sacrificio que hizo por él, el amor que le tiene y la posterior entrada que le da a la preciosa ciudad celestial. En lo personal, un poema que revive el hallazgo que Dios hizo conmigo, en que me vio necesitado y acudió a mí, haciéndome inmensamente feliz. Fue en ese momento en que todas esas palabras de los versos finales se apoderaron de mi mente, y ahora tengo la esperanza que me hace vivir feliz: La vida eterna.
Para los grandes lectores e intérpretes hay un gran desafío... ¿Qué significa la mujer en la primera mitad del poema? La actitud más introspectiva es la única capaz de dilucidar este misterio.

Cambio

La muerte me lleva por un camino oscuro,
Y el mar parece viajar en dirección contraria.
Te metes por mis poros,
Entras por mis cántaros, de plata enardecidos,
Y eliminas mi voz, poniendo tu sombra.

Cabalgas en la noche del sol inoportuno.

Un adiós determina mi partida
Y un beso de tu boca triste y dulce
Se encarga de lanzarme hacia la huída.

De estos versos brota mi esperanza dura,
Se congela para darte vida
Y se hunde en un mar de recuerdos.

Hoy te volví a ver.

Como en un rincón de rosas tristes
Estabas desnuda con ojos de cielo,
Invitándome a estar cerca,
A besar tu pelo de uniformidad sensata.

Mas mis ojos de infantil melancolía
Son como el viento del anhelo imposible.

Y a lo lejos te diviso, volando alto,
Escapándome del soplo de la perversión
Que viste mi caudal infortunado.

Se alumbra mi cuarto con tu rostro.

Has llenado mi flagilidad vacía
Y elevaste mi mente a la altura de tus atrios.
Te hiciste semejante a mi,
Tan sólo para darme la gloriosa bienvenida.

Te acercaste a mi lejanía, despojándote de tu gloria.

Y me abrazas con amor eterno,
Enjugas mis lágrimas que piden clemencia,
Me invitas a entrar con tus ojos serenos
Y abres el cielo ante mi inocencia.

domingo, agosto 06, 2006


No sé de dónde salió este poema... no sé si llegó por viento, o por mar, o en ala ficticia de un copo de nieve... ella sabe que es para ella... sólo los dos primeros versos, ellos solamente fueron capaces de traspasar la barrera de mi selección involuntaria... lo demás es sólo una consecuencia, como una respuesta a mi pregunta insidiosa... ¿Cómo puedo estar cerca tuyo? Tú estás siempre conmigo, eres mi esperanza, mi razón... se expone un tema, el amor, pero trata de exponerse en un sentido mucho más global, aplicable a cualquier estado de inseguridad y flaqueza... es el darse cuenta, mirar alrededor, pensar en mí y en el fracaso universal del yo... uno siempre tiende a echarle la culpa a los demás ("el aceite de los platos camina sobre mi lengua"), pero siempre, en toda situación el problema está en el YO... es reconocer la importancia de mis decisiones, que hacen de mí el yo del mañana... sólo así llegaremos a la plenitud y sabremos reconocer el qué, cómo y por qué de nuestra existencia... pensé en ti mientras escribía, tú sabes que sí...

Razón

Pienso en la posibilidad existente
De un día junto al mar de tu boca,
Elevándome en suspiro ausente
Que me mira, me anima y me convoca.

El aceite de los platos camina por mi lengua,
Como un mortal veneno de esencia fresca.

Entonces me pregunto si existo.

Y llega a mis entrañas esa voz extensa,
Desde el fondo de un arrollo se conserva
Y cae sobre el mar cuan inmortal rocío.

La música inaudita me acompaña bondadosa,
Anestesia mis tristezas y aliviana mi carga,
Se desvela cada noche fulminante y pretenciosa
Y termina con mis sueños mostrando su adarga.

Eres tú, mi primavera sigilosa,
Mi finalidad, mi existencia, mi hálito de vida,
El comienzo de una noche majestuosa
Y ese bálsamo divino que cierra mis heridas.